A finales de los años 50, Madrid sufre una gran transformación, y la sociedad evoluciona con el deseo de dejar atrás la escasez del pasado. Con tan solo 23 años, un joven operario de Renfe, decide cambiar su destino profesional y buscar nuevas oportunidades laborales. La capital crece por momentos, y se necesita abundante mano de obra. Durante las largas jornadas de trabajo en la sección de vías y obras, alguien comenta la oportunidad de trabajar en un oficio emergente, y es en este momento, cuando en una mezcla de destino y casualidad, empieza a forjarse, parte de la historia reciente de mi familia.

En nuestra vida, hay cosas que están arraigadas a la esencia de cada uno de nosotros, sin preguntarnos el porqué. En mi casa, el oficio del parquet siempre estuvo presente. El olor a barniz, la maquina grande, la de orillas, y las tablillas de parquet, forman parte de mis raíces.

Asimismo,  la familia Pascual lleva desde 1956 dedicado al sector del parquet y las tarimas. Somos la tercera generación de la familia, y hemos sabido adaptarnos a los cambios que ello conlleva.

Con todo ello, calidad y confianza: son nuestros principales valores de marca. Sabemos que el lijado y barnizado de parquet no es algo que se realice todos los días. Por ello, todos nuestros esfuerzos se centran en la máxima satisfacción de nuestros clientes, garantizando un trabajo de calidad que se pueda disfrutar de manera prolongada en el tiempo.

Por lo tanto, hay decisiones que cambian el rumbo de las cosas, y mi abuelo, aquel joven operario de Renfe, en el Madrid de los años 50, supo arriesgar y tener el tesón necesario para cambiar, entonces sin saberlo, su destino y el de varias generaciones de la familia.